La voz sonante. 1/2

CANTANTE

He conocido un chico del barrio, vamos que me he enamorado vaya. Es un payaso en toda regla que la verdad me divierte mucho y es que llorar de la risa me encanta, a quien no le puede hacer tan bien aquello de reírse sin parar, de sentir tu cuerpo, ¡tu energía! y del cansancio que te da!. Es algo que voy a desear toda mi vida, y él consigue eso constantemente. Además de ser un payaso le gustaría ser músico porque toca la batería, también no para de dorarme la píldora diciéndome que canto muy bien, cosa que no me creo, siempre con con sus tonterías así que paso de él. La verdad que estoy feliz salvo por mis padres, que están a la defensiva y me atrapan en casa modo monja de clausura para que no salga, alegando que tengo que acabar mis estudios…

Estoy estudiando un grado de administración y contabilidad que la verdad me gusta bastante, aunque lo único que quiero es irme de casa y hacer mi vida para poder disfrutar mas de mis amigos, irnos los fin de semanas a la sierra a pasar el día, dar paseos, ir al parque y ser libre, claro está.

Voy llegando de clase, con unas ganas enormes de quitarme estas horrendas gafas y ponerme cómoda, la verdad que la clase de hoy ha sido un peñazo y son de esos días que no me aguanto ni yo.

Según mi madre «no sabe quien era´, miente, pero bueno. Quiso decirme en su idioma claustro-maternal que un chico ha llamado a casa preguntando por mí, que quería verme en cuanto llegara porque tenia que decirme una cosa importante. Yo de por sí estaba nerviosa por verle, pero que algo se obligue por una necesidad de hablar conmigo algo importante, me hace estar confusa, nerviosa y la vez me dan ganas de tirarme de los pelos porque no sé que gilipollez pasa. Uf, fijo que me va a dejar por una que tengo calada, la chica esa es una pelandrusca por no decir una zorra. Ya verás, estoy segura de que me va a decir algo de eso.

A ver si llama ya el cabrón este y nos vemos, ¡no puedo parar de llorar! y no quiero que me oigan mis padres, o el imbécil de mi hermano, no se, quisiera gritar de rabia, es que no puedo controlar el pensar algo malo o dolor, me duele mucho imaginarlo…

-Suena el teléfono, lo coge mamá : ¡Niña! al teléfono.

– Respondo : ¡Voy!. Seco, rotundo.

Me dirijo a un espejo, para contemplar si mis nervios resaltaban en mi cara  ya un poco descompuesta por mi propio agobio. Puedo puedo llamar la atención en casa y con el teléfono en el salón a la vista de todo el mundo, en ese espacio donde mas vida se hace de la casa, siendo la niña, sabiendo que es el chico con el que salgo, etc…  Lo que menos quiero es que mi madre me vea así, porque entonces yo misma me construyo mi propia mazmorra, cárcel o claustro de niveles inimaginables. Así que espabilo, respiro hondo, después de una reflexión de lo que en mi contra pueda suponer el que se me note cojo me seco las lágrimas, otra vez respiro hondo, atuso melena como toque personal y salgo al ruedo.

-¿Si? . – ¿Pasa algo?…  – Nada, te llamo por si podemos vernos…

– Dame quince minutos y salgo ¿vale?.  – Vale, te espero en la falda de la primera teta.

(La forma de nombrar el lugar, no es por vicio. Es nuestra jerga, ya que las tetas eran unas montañas verdes preciosas en las que teníamos las mejores vistas de Madrid, es un lugar mágico, en el que te sientes poderoso y donde tienes un atardecer espectacular).

Me repongo en esos quince minutos que yo misma me impongo para parecer menos adefesio claro está y así, que se dé cuenta de que está cometiendo un fallo dejándome sin más. Salgo y hace frío, todavía queda algo de invierno por terminar, entre los nervios y el frio empiezo a temblar, ademas me meo bastante, pero aguanto y sigo avanzando ….

– ¡¡Ah!! Grito, que si alguien pasa por allí se preocuparía bastante.

– Jajajajajajaa ¡Tranquila… soy yo !                                                  –

– ¡Eres idiota o que te pasa!.

–  Joer tranquila, que era una broma…

¡Me da igual! Ya has visto que no me ha gustado absolutamente nada y sé rápido en hablar que en casa me esperan. ¿Qué es eso tan importante que me tienes que decir?.

– (El susto lo odié, verle, me hizo odiarle, su carcajada me aberraba, vamos que en ese momento le odiaba en su completa totalidad y lo único que deseaba era de terminar la situación lo antes posible e irme a casa, seguramente a acabar de destrozarme para pasar todo el mal trago y mear).

– Bueno pues que… me voy a tener que ir.

– ¿Donde?.

– No lo sé.

– Cómo que no sabes donde, ¿tu eres tonto?  ¡me estas tomando el pelo o qué!.      Seguro que te vas con la tía esa y estás aquí queriéndome marear con tus gilipolleces de que te vas y no sabes donde, ¡yo no sé a que cojones estas jugando conmigo tío!, así que al menos se sincero  y no seas tan cobarde, ¿te queda claro?.

– ¿Pero que dices de tía esa, jugar y sinceridad?. ¿Estás bien?. A ver, que no sé dónde me voy, por que no me han dado ningún destino para el ejercito, ya sabes que tarde o temprano llegaría este momento, simplemente por eso no sé a donde me tendré que ir. Y quiero que sepas que quiero seguir contigo,  sea lo que sea, pase lo que pase…

(Mi cara, mi cuerpo y mi mente se quedó como en una órbita espacial).                    Flotas, aunque por un momento piensas de forma acelerada todo el proceso que me he provocado a mi misma . Tan rápido por odiar, todo por terminar rápido el mal trago que aposté  que iba a pasar, que por el momento me vería capaz de soltar una mano contra todas mis fuerzas, pero todo surgió como una montaña rusa, abajo, arriba, vuelta, tirabuzón, mis ganas de mear… Y está el tramo final, en el que cuando terminas todas esas sensaciones te dices : Y ahora que. Otra vez, u otra atracción para sentir otras experiencias.

– Y qué dices, joder dime algo, ¿vas a querer seguir?… o dime algo, no sé. Necesitas pensarlo, ¿Adeli?…

Respondo como si me hubiera caído del cielo un ángel, ya es mío:

-No, no necesito pensar nada, no quiero perderte pase lo que pase como tú me dices. Dame un beso y vámonos volando, que ya verás en casa.

De ahí, todo fue como lo normal, con nuestras discusiones, los gamberros que éramos, con los vecinos llamando a la policía y que luego a todos nos tocaba correr como locos. La verdad que está siendo genial, todo es con mucha música, colores, movimientos urbanos, manifestaciones, festivales de música y alguna teta en la televisión. Vamos que todo es una revolución, hasta los gorriones cantaban distinto.

Y entre idas y venidas, él viene pero muy delgado, siempre contándome sus maniobras en Sevilla, las novatadas que hacían a los compañeros de cuartel, del tiempo que estuvo en los calabozos pelando patatas. Todo eso a la vez que estaba de técnico en las cocinas de los cuarteles. Pero esto último no le gustó mucho y decidió moverse en las cocinas pero para aprender a cocinar. Y me parece muy bien, porque por ejemplo a mi padre no le he visto cocinar nunca, y que un tío cocine también es un lujo, aunque por encima de todo eso él ama tocar la batería y lo echa muchísimo de menos. Cuando vuelva, hemos decidido irnos a vivir juntos, hemos visto un piso bajo cerca de nuestros padres y seguiremos en el barrio.

Ya queda menos para verle…

—————————————————————————————————————————————-

Deja un comentario